VISITANTES ILUSTRES: DOMÍNGUEZ ORTIZ (1909-2003)
El pasado mes de enero los medios de comunicación se hacían eco de una triste noticia para el mundo de las letras y la cultura españolas, la del fallecimiento de don Antonio Domínguez Ortiz.
Sevillano de nacimiento y granadino de adopción, andaluz y español universal, Domínguez Ortiz fue un infatigable investigador, considerado por todos como el gran historiador español del siglo XX.
Su legado humano y humanístico constituye un ejemplar modelo vital a seguir. El primero, lo podemos calificar con pocos términos: prudencia, modestia, constancia, bondad… el segundo, con otros como: rigor, respeto, tolerancia, erudición, sencillez, claridad, y sobre todo, trabajo, innumerables horas de fructífero trabajo intelectual, hasta el último momento, llegando a publicar la obra donde nos deja su testamento historiográfico –España, tres milenios de historia- ya con 92 años pero en plena lucidez.
Domínguez Ortiz, uno de los máximos especialistas de la Historia Moderna (la que discurre desde finales del siglo XV hasta comienzos del XIX) de nuestro país, había publicado 30 libros y más de 400 artículos y monografías, siendo galardonado entre otras distinciones con los premios Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (1982) y Nacional de Historia (1998).
Una de las fotografías que conservaba en mi archivo particular, y que desde este momento pasa al Histórico Municipal, y aquí reproducimos, me la había facilitado tiempo atrás una admirable mujer, la investigadora granadina, tan ligada a Jaén, Úbeda e Iznatoraf, Adela Tarifa. En ella, y frente a la monumental Puerta Real o del Arrabal de nuestro Iznatoraf, posaban, ya para la Historia, don Antonio Domínguez (con su característico sombrero) y los prestigiosos profesores y también historiadores, Juan Luis Castellano Castellano y la referida Adela Tarifa Fernández.
En aquella visita realizada en una jornada de junio del año 1994, el maestro de historiadores, rememoraría desde lo profundo de sus conocimientos numerosos episodios trascendentales para la historia de España, Andalucía, Jaén e Iznatoraf, disfrutaría del inolvidable paseo por las calles de nuestro pueblo, de los restos de sus murallas, de su impresionante parroquia, del trato con sus gentes… y cómo no, recordaría la enorme figura histórica del Obispo Tavira, figura señera de la Ilustración, del que escribió en una de sus obras (Carlos III y la España de la Ilustración, Madrid, 1988, págs.147-148):
“[…] Prelado muy representativo de las tendencias de la Ilustración fue don Antonio Tavira, a quien Jovellanos llamó “nuestro Bossuet”. Aunque inició su formación en la universidad de Baeza, fue en la de Salamanca donde cristalizaron las ideas que habían de presidir en adelante sus actos, más por la influencia de amigos y condiscípulos que por las enseñanzas de cátedra; allí amistó con Meléndez Valdés, Climent, Pérez Bayer, Forner y otras personalidades prestigiosas, convencidas de la necesidad de impulsar la reforma de los estudios. Los de Tavira fueron muy amplios, incluyendo, además de la Filosofía y la Teología, la cultura clásica, las lenguas orientales, y una familiaridad con la literatura francesa que más tarde se le reprocharía casi como un delito. Arropado por influyentes personajes hizo carrera en la Corte, como capellán real y confesor muy apreciado por Carlos III. Su actividad episcopal pertenece al reinado de Carlos IV; comenzó en Canarias y la finalizó en la misma Salamanca, donde transcurrió su juventud. Tildado de jansenista, y como tal, de poco afecto a la Santa Sede, hubiera sido una víctima más de la Inquisición en otros tiempos, pero aquel tribunal, ya en su ocaso, no pudo ocasionarle más que leves molestias […]”.
(Nota: Este artículo incorpora dos fotografías con los siguientes pies de foto: 1ª. - Domínguez Ortíz en Iznatoraf. Año 1.994. y 2ª. – El Príncipe de Asturias entrega al historiador sevillano el premio que lleva su nombre en 1982. Foto IDEAL).