Ir a inicio de IZNATORAF.info

Textos »

LIBROS PARROQUIALES DE BAUTISMOS EN IZNATORAF

La persona que pretenda emprender ese arduo camino que es el seguimiento de sus propios ascendientes o el de otros –desde el punto de vista genealógico y ello documentalmente probado- tiene un campo relativamente corto, en el que adquiere un valor realmente excepcional el papel desempeñado por la Iglesia. Centrándonos en la de Jaén, los cimientos se ponen en el año 1492, aunque posteriormente el Concilio de Trento regularizaría y generalizaría normas de disciplina eclesiástica, siendo uno de los aspectos el de la constancia escrita de ciertos acontecimientos en la vida de las personas, como su nacimiento, matrimonio, defunción y otros.

Como consecuencia, se procede en las parroquias a la iniciación de libros que recojan estos datos, algo que en Iznatoraf, y en los Libros de Bautismos, se hace el 1 de mayo de 1551. Este trabajo es un ligero estudio de tales libros, destacando el interés con que se contemplaban en la Iglesia Local y Diocesana y la necesidad de la sociedad civil de acudir a ellos, para finalizar con un resumen de dos visitas pastorales que me han parecido suficientemente interesantes porque de ellas se pueden deducir valiosas conclusiones.

INTRODUCCIÓN

Mi primer contacto con los libros del Archivo Parroquial de Iznatoraf se produjo como consecuencia del interés que despertó en mí el apellido TAVIRA, apellido que se ha dado en mis ascendientes maternos hasta que se perdió en mi abuela, que lo llevaba como segundo.

Esta búsqueda me ha ocupado mucho tiempo, pero me ha producido dos íntimas satisfacciones: ilusión y respeto. Ilusión porque entraba en un campo totalmente desconocido para mí y que me atrajo desde el primer momento. Respeto porque manejaba unos documentos que han resistido el paso y los avatares del tiempo y que suponen un preciado tesoro para quien los posee. En este caso para Iznatoraf.

Sabiendo de la gran preparación de las personas que colaboraron en las anteriores ediciones de las Jornadas y su autoridad en el tema que desarrollaron (la misma que espero en éstas) es por lo que he de confesar que me siento como un intruso al escribir estas líneas, con las que únicamente pretendo aportar algunos datos sobre los Libros Parroquiales de Bautismos de Iznatoraf.

DESARROLLO

Agradecer es examinarse a uno mismo y ver cuánto de lo que somos y de lo que tenemos más valioso procede de otros o no habría llegado a existir sin ellos”, dice el escritor ubetense Antonio Muñoz Molina. Y una muestra de ese agradecimiento fueron las Jornadas de Estudios Histórico-Artísticos sobre Las Cuatro Villas, interrumpidas hace años y que ahora se reanudan. Sin entrar en las razones que provocaron esa interrupción es justo el reconocimiento que merecen quieren hayan hecho posible esta nueva etapa; reconocimiento tanto a nivel personal como al de las instituciones públicas o privadas que, aunando esfuerzos, permiten la feliz realidad de posibilitar que se continúe profundizando en el estudio y conocimiento de la historia de Iznatoraf, Sorihuela del Guadalimar, Villacarrillo y Villanueva del Arzobispo.

Todos aquellos que quieran aproximarse al conocimiento de las generaciones pretéritas, desde el punto de vista genealógico, han de acudir necesariamente a fuentes escritas como pueden ser los censos de vecindad, libros y certificaciones del Registro Civil del Estado y, fundamentalmente –por la época a que se remontan- a los libros parroquiales de bautismos, casamientos y defunciones, aunque por desgracia esta labor resulta imposible en muchas ocasiones por pérdida o destrucción de dichos libros, habiéndose de tener en cuenta que los datos que pudieran proporcionarnos los censos de vecindad e incluso las relaciones parroquiales de cumplimiento pascual, en caso de existir, darían información puntual que poca ayuda aportarían por las especiales características de cada uno de ellos, y los del Registro Civil serán relativamente recientes ya que su implantación data de 1870 y, a través de ellos, sólo podremos remontarnos a unas pocas generaciones. De aquí el excepcional valor e importancia que adquieren los libros parroquiales.

Parece que se habían celebrado dos Sínodos Diocesanos –el reunido en 1368 por el Obispo D. Alonso Pecha del que no se conservan las Constituciones Sinodales y del que se tienen noticias por los datos que, en las suyas, da D. Iñigo Manrique de Lara y el de éste en 1478- cuando D. Luis Osorio convoca el que publicaría sus Constituciones el 20 de mayo de 1492. En la trascripción que hace el profesor D. José Rodríguez Molina del manuscrito de este tercer Sínodo, al hablar del número de padrinos en el bautismo y de la conveniencia de reducirlos por las razones que cita, se dice: “...E porque fallamos que en el dicho nuestro Obispado quando se celebra el Sacramento del Bautismo se reciben munchos padrinos...” “...E Nos queriendo evitar el continuo daño e peligro que a causa de esto se sigue, hordenamos e mandamos a cada uno de los priores e clerigos del dicho Obispado, so pena de seiscientos maravedis, que quandoquier que el dicho Sacramento del Bautismo ficiere que non resçibe mas por padrinos de dos varones e una muger. E porque esto aya mejor efecto, mandamos a los dichos priores e clerigos e a cada uno de ellos fagan libro en que escriban los nonbres de los bautizados e de su padre e madre e de los padrinos e madrina, e el año e mes e dia que el bautismo se fiziere, e el tal libro este en el Sagrario de la iglesia...”. Son interesantes las disposiciones que se dan en el Título XXII, para proteger la pila de bautizar, cuando se dice: “Por quanto en algunas partes acaesçe que algunas personas usan mal del agua que se bendize en las pilas, e del Crisma e Olios, que alli se infunden muchas vezes; por ende queriendo remediar lo tal, ordenamos e mandamos que todas las pilas esten cubiertas con sus coberteros de madera e que tengan sus çerraduras e llaves e llaves con que se puedan çerrar, e donde non oviere las tales coberturas e çerraduras, mandamos a los mayordomos de las dichas iglesias que las fagan dentro de tres meses primeros siguientes, despues que esta nuestra constituçion les fuere notificada, e que las tales llaves tengan los priores e curas de las dichas iglesias”, continuando con las penas en que incurriría quien no cumpliese lo dispuesto.

Desconozco si estas disposiciones se cumplieron en Iznatoraf. Si aquí se hicieron no tenemos constancia que nos lo atestigüe y habrá que esperar para lo primero hasta la segunda mitad del siglo siguiente en que tendremos las primeras noticias escritas como consecuencia de lo mandado en el Concilio Tridentino. Cabría admitir cualquiera de estas posibilidades: que los Libros de Bautismo se empezaron inmediatamente después del Sínodo, en cumplimiento de sus disposiciones, o algunos años después en obediencia a la disposición de un Obispo, orden que se supone general para toda la Diócesis. Así en la Parroquia de San Nicolás de Bari en Úbeda hay una diligencia al comienzo del Libro I de Bautismos en la que se dice que “es para hacer matricula de los niños que en ella se bautizan, por mandato del señor Alonso de la Fuente del Sauce Obispo de Jaén” y en su primera inscripción se lee: “Hoy jueves veinte y un dias del mes de marzo de mil y quinientos y cuatro se bautizo ¿Luis? Hijo de Tomas de Sabiote y Teresa Fernandez”, es decir, se inician los Libros de Bautismo algo más de cincuenta años antes que en Iznatoraf. Tomando como válida cualquiera de las dos posibilidades el resultado es el que se ha dicho: no hay constancia de que se cumpliese ninguna de ellas en Iznatoraf.

El Concilio Ecuménico celebrado en la ciudad italiana de Trento (1545-1563) tomó acuerdos que afectaron principalmente al dogma y a la disciplina de la Iglesia, y, como consecuencia de sus disposiciones, hubieron de iniciarse una serie de documentos. A este respecto se lee lo siguiente, al consultar la entrada “LIBRO” y en el apartado “Libros parroquiales” de la Enciclopedia Universal de Hijos de Espasa, tomo 30, página 571: “Los que por disposición del Tridentino deben llevar los párrocos para hacer constar los nacimientos, matrimonios y defunciones. El Concilio encarga a los párrocos custodien estos libros “diligentes apud se”.

El Obispo de Jaén D. Baltasar de Moscoso y Sandoval convoca y celebra Sínodo Diocesano en el año 1624. En sus constituciones se hace continua referencia al Concilio y en el aspecto en que nos estamos centrando aparecen nuevas instrucciones en cuanto al número de padrinos y del cuidado en su admisión. “Mandado esta en el Santo Concilio Tridentino, que en el bautismo no haya mas de un padrino, ó á lo mas padrino y madrina... Mas porque los padrinos han de ser nombrados por el padre del bautizado, ó por aquel, por cuya quenta se hace el bautismo, y en defecto déllos por el Parroco, en lo qual ha havido algun descuido en nuestro Obispado: S.S.A. mandamos, que el Prior, ó Cura, ó el que con su licencia bautizare, antes de admitir los padrinos, sepan quien los nombró; yno siendo persona legitima, hagan nuevo nombramiento; y de otra manera no los consientan...”. También se dispondrá sobre el Libro de los Bautizados y modo de escribirlo: “De mucha importancia es en la república que haya libro de bautismo, y así S.S.AA. mandamos a los Priores, y Curas, que todos le tengan, y a muy buen recaudo, y en él escriban todas las personas que bautizaren, y en los niños pongan el dia en que nacieron; y estos libros tengan numeradas las hojas; y certifique el Prior, o Cura las que tienen; y en el escribir se guarde el orden siguiente”... “En tal parte, tantos dias de tal mes, y tal año, yo N. Prior, o Cura de tal Parroquia, o con licencia del Prior, o Cura, bautize un hijo de fulano, y fulana casados, vecinos desta Parroquia en tal parte, y se le puso nombre, fulano; nacio tal dia; fueron padrinos fulano, y fulana, vecinos de tal lugar, nombrados por el padre del bautizado, madre, ó tio, ó por el Parroco, a los quales declaré el parentesco que contrahian con el bautizado, y sus padres; de que doy fe, y lo firmé; y si el infante fuere bautizado con bautismo particular, escribirá en el libro quien lo bautizo”.

Existe en el Sinodo gran preocupación por la conservación de los documentos, y así se dispone: “Porque los papeles, escrituras y demas instrumentos... esten seguros y se conserven, S.S.A. mandamos que en todas las Iglesias de nuestro Obispado, y donde no huviere archivo, se haga dentro de dos meses, y en el interin que van nuestros Visitadores, los Priores, Curas, y Colectores tengan cuidado, y obligación de poner en el archivo todos los libros de bautizados, confirmados, matrimonios, y difuntos, que estuviesen llenos... y todos los demas papeles que de cualquier manera le pertenezcan [a las Iglesias]. Háganse en cada archivo dos llaves y tenga una el Prior, y otra el mayordomo; ... y se haga inventario de todos los papeles que estan en el archivo, y no se saque ninguno sin asistencia del Prior, y mayordomo, y en casos necesarios. La persona que sacase alguno de los papeles dexe carta de pago dellos, con obligacion de volverlos dentro de cierto tiempo”.

Es curioso señalar la presencia de Iznatoraf en este Sínodo: entre los Priores se cita al Maestro Martín Pulido de Castilla, que lo es de Iznatoraf, como testigos sinodales el citado y el licenciado Gonzalo Román, Comisario del Santo Oficio y Arcipreste.

Desgraciadamente puede haber omisiones de inscripciones tanto en bautismos como en desposorios como atestigua una frase escrita en algún lugar de estos libros y se producen errores que en algunas ocasiones se subsanan y en otras no, obstaculizándose en este caso el proceso de seguimiento de ascendientes, lo que obliga al Obispo D. Manuel Isidro Orozco Manrique de Lara a hacer una seria advertencia en el informe de su visita que se extiende el 16 de junio de 1737. En certificación de Visita fechada en Villacarrillo a 25 de septiembre de 1757 se dan dos instrucciones: que en adelante se pongan los nombres y apellidos así como el lugar de nacimiento de los abuelos paternos y maternos y que en lugar de compadres se ponga padrinos. La primera es muy importante porque facilita el seguimiento de ascendientes; en cuanto a la segunda hay que decir que esto se hacía así en Iznatoraf en muchas inscripciones anteriores a la fecha de esta Visita.

Los libros parroquiales serán fuente de datos a la que recurrirá la autoridad civil para el cumplimiento de alguna de sus funciones, como prueba el hecho de que en R.O. de 21-3-1749 el rey Fernando VI ordena al Consejo que se escriba a todos los prelados del “Reyno” y se les encargue que tomen medidas para que los libros de bautismos, casamientos y entierros, se pongan en las mismas Iglesias de tal manera que estén con toda custodia y seguridad.

En R.O. de 8 de mayo de 1801, inserta en circular del Consejo de 23 del mismo mes, se dice: “Siendo de la mayor importancia conocer en cualquier tiempo el estado de la población... he resuelto, que de todos mis Reynos y Señoríos de España se formen estado de los nacidos, matrimonios y muertos que haya, con especificación de circunstancias” y, “se encarga a los M. RR. Arzobispos, Obispos, Prelados, Generales de las Religiones, y demás personas a quienes toque, el cuidado de recoger y remitir las noticias que se necesitan”. A lo largo de la R.O. y de la Circular se dan instrucciones de cómo se desarrollará todo el proceso, se propone un modelo para bautismos, matrimonios y entierros a fin de que exista uniformidad en la información, que se enviará al Primer Secretario de Estado y del Despacho de S.M.

En R.O. de 15 de octubre de 1801, inserta en Circular del Consejo de 16 del mismo mes, se lee que “para averiguar las causas que puedan oponerse al incremento de la población, y la influencia que tengan en las diferentes clases del Estado con respecto al clima, edad, exercicio, y otras relaciones físicas y morales, resolvió el Rey que en todos sus Reynos y Señoríos de España se formasen estados de los nacidos, matrimonios y muertos que hubiese, especificando varias circunstancias, con lo demás que en 8 de mayo de este año participé de R.O. a V.E. Aunque entonces se veía la ventaja que resultaría para sacar después los resultados de dar ciertos formularios a que todos se uniformasen, pareció no obstante oportuno esperar a que la experiencia enseñase lo más conveniente, y presentara acaso algunas dudas y dificultades; y en consequencia ha resuelto ahora S.M. que se comuniquen los adjuntos patrones o formularios, para que con arreglo a ellos se ordenen las noticias que se piden, empezando a executarlo por este método desde el primer mes en que se reciba la orden”. A tales efectos se acompañan nueve formularios numerados: primero para bautismos, segundo para matrimonios, tercero para entierros de las parroquias, cuarto para las Casas de Expósitos, quinto para Hospitales de Enfermos, sexto para Hospicios, Cárceles, Casas de Misericordia, de Incurables, de Reclusión, séptimo para Colegios, Casas de Educandas y demás de esta clase, octavo y noveno para religiosos de ambos sexos, Congregaciones, Beaterios y otras semejantes. Sigue la circular dando instrucciones para el más fiel cumplimiento y señala el proceso que se habrá de seguir para que los formularios lleguen a su destinatario final que será el Primer Secretario de Estado, así como los medios que han de usarse para darle la difusión conveniente.

Parece que no se obtiene el resultado deseado, lo que motiva una nueva R.O. de 23 de febrero de 1802, inserta en Circular del Consejo de 5 de marzo, en la que “...se advierte que algunos de dichos establecimientos han olvidado lo que se previene acerca de que los remitan desde principio del año 1801, que otros han enviado algunos estados y no han continuado, o lo han hecho con grandes intermisiones, que varios de ellos no especifican las circunstancias que se han pedido, o no se arreglan a los formularios que se han circulado por el Consejo; y finalmente que algunos nada han enviado todavía”. En vista de ello se dispone que todos aquellos a quienes corresponda “executen con el más puntual y exacto cumplimiento lo mandado en las expresadas Circulares”.

La validez de los datos recogidos en los libros parroquiales no se limita al ámbito exclusivamente religioso, sino que se extiende también a la sociedad civil hasta un momento relativamente reciente. El artículo 35 de la Ley Provisional del Registro Civil de 17 de junio de 1870 dice: “Los nacimientos, matrimonios y demás actos concernientes al estado civil de las personas que tengan lugar desde el día en que empieza a regir esta Ley [1-1-1871] se probarán con las partidas del Registro que por ella se establece, dejando de tener el valor de documentos públicos las partidas del Registro Eclesiástico referentes a los mismos actos”. Y el Reglamento de 13-12-1870 “Para la ejecución de las leyes de matrimonio y Registro Civil” amplía la información dando normas para el desarrollo de la Ley, resolviendo las dudas que puedan surgir en su aplicación, así como el período transitorio de validez de las certificaciones eclesiásticas.

Es evidente, pues, el gran valor que, a todos los niveles, tienen los datos que se recogen en los libros a que se viene haciendo referencia, lo que nos permite aproximarnos a los de Iznatoraf, que se hallan en un aceptable estado de conservación, tanto en las copias de algunos de ellos como en los originales.

Iznatoraf inicia sus libros de Bautismo el 1 de mayo de 1551, fecha en que Pedro Román bautiza a un hijo de Gon... ¿zalo? Y de su mujer Quiteria Rodríguez, imponiéndole el nombre de Marco. Desde ese momento y hasta el 28 de febrero de 1998 son 38 los que se conservan en el Archivo Parroquial. El número 34 lo cierra D. Manuel Checa el 25 de marzo de 1934, comenzando el siguiente el 21 de junio de 1939. En una diligencia que firma D. Joaquín Ogayar con fecha 21-6-1939 y que aparece al principio del libro 35 se dice que “las partidas correspondientes inscritas entre las dos fechas indicadas... no se encuentran en este Archivo” pues “ha desaparecido el libro corriente de bautismos que sería el 35”, aunque en escrito dirigido al Vicario General del Obispado el 29 de enero de 1940 escribe “...al conseguir formar el libro 35 de bautismos de este Archivo Parroquial, con todo respeto pido de S.S. autorización para poder firmar estas partidas”, autorización que se le concede el 2 de febrero del mismo año con el siguiente texto: “Concedido como se pide, debiendo en la antefirma hacer constar que lo hace por autorización superior”.

El primer libro se cierra el 8 de febrero de 1574. Lo lógico sería que con esa fecha diese comienzo el segundo. No es así, pues lo hará el 10 de enero para concluir el 31 de diciembre de 1597. Algunas partidas están en ambos, y una nota al margen dice que “estas partidas del mes de enero se encuentran en el libro anterior con mas claridad qe en este, y pa su mayor inteligencia se llenan ahora los huecos raiando lo que viene del primer libro”. Pero no son originales estos dos libros, son copias. Las hojas originales se hallan en un estado de un muy considerable deterioro y así deben estar desde hace mucho tiempo, ya que, con fecha 27 de junio de 1791, D. Tomás José Nucete y Quero, Prior, dirige un escrito al Gobernador, Provisor y Vicario General de la Diócesis en el que –aparte de comunicarle que en el Archivo de la Iglesia faltan muchos documentos que no han vuelto a él “maliciosa o descuidadamente”- le expone que no se halla “uno de los libros de Bautismo antiguo tratable ni legible comodamte porqe no se puede encuadernar sin qe se rompan o oculten muchas palabras, temiendo qe con el transcurso de los tpos llegue a imposibilitarse su manejo y lectura en grave perjuicio de los qe tenga qe acudir a el para justificar sus derechos”. Pide a continuación a dicha autoridad eclesiástica “se sirva dar la provida qe estime conveniente sobre los instrumentos qe faltan y mandar se haga nuevo inventario de todos los papeles qe haya en dho. Archivo, extendiendo su Providencia a ordenar se traslade el expresado libro de Bautismos...”.

Es digno de destacar el interés con que se acoge en el Obispado la iniciativa del Dr. Nucete y cómo se cuidan los detalles en el escrito de autorización para hacer la copia, y así el 19 de julio de dicho año se fecha en Jaén un escrito de contestación en el que se lee: “Visto este Memorial pr el Sor Govor Provor y Vicario Gral. de este Obpdo. [lo era D. Gregorio Mahamud Benito de la Serna] dijo debia de mandar y mando al Prior Cura, y Benefo de la Parroql Sta Maria de Iznatoraf practiquen las diligas corresptes a el cobro de instrumtos y Escras qe averiguen faltar del archibo, procediendo contra los qe conste haberlas extraido, y valiendose, no alcanzando los medios regulares por aquellas de quien no conste quien les extrajo, de censuras grales.; y concedia y concedio al dho. Prior la correspte lica pa copiar el ibro de Bapmos. qe dice se halla maltratado, sin dar a la copia mas aprobazon qe la qe merece [para aclarar o facilitar la inteligencia de] el original” ... “el ql debera tratarse con el mor esmero y proligidad pa qe no se consuma en el uso qe del se hiciere pa copiarle, el ql debera custodiarse unido con la copia entre dos tablas, o cartones fuertes, qe tengan mor estension qe sus folios pa evitar qe se lastimen estos, previniendo al dho. Prior se halle presente a verle copiar y caso de no poderlo hacer pr si qe esten presentes el Cura y Benefdo valiendose sin embargo de todas estas precauciones de copiante de conocida honrradez y fidelidad, y cotejandole despues de copiado con todo esmero y prolijidad e igualmte le mando qe formalice un Ynventario de todos sus libros y papeles qe deben parar en la Ygla...”.

Como consecuencia de lo anterior, el 2 de agosto de 1791 se da comienzo a la copia del Libro I, diciéndose que “...ba echa con la mayor exactitud y fidelidad segun pide la gravedad del asunto y las consequencias a favor de los que tengan que acudir a aclarar sus dhos y buscar sus entronques y enlaces por el dho Libro, el qe se halla pa perecer por estar desquadernado, y por su mayor parte corrohido, perdida por esta razon la foliacion lo que dara lugar a que muchas partidas se encuentren en la copia mutiladas por estarlo en el orijinal, y acaso por la misma razon y falta de folios o extrabio de alguna oja se podra notar alguna inconsecuencia todo lo que se hace inebitable en las presentes circunstancias y estado del expresado libro el que se guardara con este su traslado... para en todo caso acudir a el como a fuente orijinal a formalizar cualquier cotejo que se pueda ofrecer en lo subcesibo, en el caso de no contentarse los interesados con la autoridad de esta copia; en lo que se adbierte el sumo cuidado que debera ponerse en la custodia del referido libro como mas expresibamente se ordena en la dicha comision del Sr Provisor la que ira por cabeza para que en todo tpo. consten tanto los justos motibos de formalizar esta copia, quanto la competente autoridad pa executarla, lo que se hace en la forma siguiente...”.

El día 20 de agosto de 1792 D. José Nucete certifica la finalización de la copia que se ha “...sacado con toda legalidad, esmero y puntualidad, correjido despues con el mayor cuidado: de cuia dilixa resultan algunas enmiendas entre renglonadas y vorrados sus yerros...”.

En la fecha anterior se da comienzo a la copia del Libro II, como se certifica en un documento que firman el Prior y Alfonso de Luna Román, Notario Público de la Villa. En este documento se dice que el Prior tiene conferida comisión “para el traslado de los dos primeros libros de Bautismos”, y que tal comisión “se encontrara al principio de la copia del primer libro”. Pese a esta afirmación, en el escrito de autorización en ningún momento se usa el plural y se refiere “al libro de Bautismos que dice se halla maltratado”. Podría deducirse que, por estar ambos en idéntico estado de deterioro, el Prior hace extensiva la autorización al segundo. Algo más de un año después, el 20 de septiembre de 1793, se finaliza la copia de este segundo libro, pero no terminaría aquí el trabajo, ya que este sacerdote se encontrará en otros libros hojas en mal estado y usará con ellas el mismo procedimiento, por ejemplo en las primeras y últimas del Libro V para lo que dice tener licencia del Vicario General dada en Jaén a 30 de octubre de 1794 para “hacer la copia de las primeras y ultimas foxas de este libro de Baptismos que se hallan corrohidas, y cada dia se ban obscureciendo mas y mas sus capitulos...”.

Pero también parece contagiar a otros su preocupación por la mejor conservación del contenido del archivo, lo que lleva al Bachiller Ildefonso Magaña López, cura de la Parroquial, a escribir el día 20 de mayo de 1793 y al comienzo del Libro X lo siguiente: “...considerando de acuerdo con el Dor Dn Thomas Jph Nucete y Quero, Prior de ella, qe por causa de haberse llenado los libros anteriores del Archibo de dha. Yga sin dexarles el correspondte margen en blanco, tanto en la parte superior e inferior de sus folios, como pralmte en la extremidad de la derecha, se hallan con el transcurso del tiempo, manejo y usso de ellos, bastantemte defectuosos pr la corrossion, y mutilacion, qe se advierte en varias dicciones, y terminos de sus clausulas , con los graves perjuicios, qe de tales faltas se infieren a la causa comun de los contenidos en ellos: por tanto pa impedir en lo subcessibo estos daños y concurrir en el modo possible a la integridad, conservacion, y permanencia de los capitulos qe se ballan extendiendo, se ha elegido el medio de contener baxo quatro margenes, o blancos el cuerpo de dhos capitulos en la forma, qe demuenstra el folio primero de este libro; y pa su inteliga pongo la presente Nota en la antedha villa de Hiznatoraf a...”. Con algunas excepciones, es cierto que en adelante se siguió lo que en esta nota se indica.

Desde el tercero ya no son copias sino originales. Resulta curioso señalar que al final de éste hay una relación de 509 personas que fueron confirmadas por D. Sancho Dávila y Toledo el 1 de noviembre, en visita que hizo a Iznatoraf entre los días 30 de octubre y 3 de noviembre de 1606, certificando el Lcdo. Gil de Torres S. Martín el número de confirmados. A partir de éste y hasta el XXXVIII las fechas de comienzo y finalización de cada uno son:

  • III. 06-01-1598 a 31-12-1639
  • IV. 03-03-1640 a 01-01-1683
  • V. 11-01-1683 a 10-02-1706
  • VI. 14-02-1706 a 29-12-1734
  • VII. 01-01-1735 a 03-02-1758
  • VIII. 07-02-1758 a 29-06-1775
  • IX. 07-07-1775 a 18-05-1793
  • X. 20-05-1793 a 17-04-1801
  • XI. 30-04-1801 a 08-03-1808
  • XII. 11-03-1808 a 27-04-1820
  • XIII. 28-04-1820 a 12-03-1829
  • XIV. 16-03-1829 a 03-06-1839
  • XV. 09-07-1839 a 20-03-1845
  • XVI. 22-03-1845 a 30-10-1851
  • XVII. 06-11-1851 a 22-02-1856
  • XVIII. 22-02-1856 a 27-12-1860
  • XIX. 01-01-1861 a 31-12-1865
  • XX. 01-01-1866 a 01-05-1870
  • XXI. 12-05-1870 a 30-10-1873
  • XXII. 02-11-1873 a 30-11-1877
  • XXIII. 03-12-1877 a 06-08-1880
  • XXIV. 09-08-1880 a 16-10-1883
  • XXV. 18-10-1883 a 15-03-1888
  • XXVI. 15-03-1888 a 23-06-1892
  • XXVII. 27-06-1892 a 08-09-1896
  • XXVIII. 09-09-1896 a 21-07-1899
  • XXIX. 25-07-1899 a 27-08-1904
  • XXX. 28-08-1904 a 13-06-1908
  • XXXI. 14-06-1908 a 23-02-1913
  • XXXII. 23-02-1913 a 22-08-1921
  • XXXIII. 24-08-1921 a 25-12-1926
  • XXXIV. 03-01-1927 a 25-03-1934
  • XXXIV-b. 03-01-1934 a 06-11-1934
  • XXXV. 21-05-1939 a 15-03-1943
  • XXXVI. 18-03-1943 a 24-12-1947
  • XXXVII. 28-12-1947 a 03-09-1956
  • XXXVIII. 07-09-1956 a 28-02-1998
  • XXXIX. actual

El día 28 de febrero de 1998 el entonces Párroco D. Ángel Luis Martín Gómez extiende una diligencia de cierre del Libro XXXVIII de Bautismos por imponerse un modelo único en toda la Diócesis. De estos 38 libros se pueden obtener datos que son de auténtico interés, pero hacerlo sería prolongar excesivamente este trabajo, aunque no me resisto a destacar algunos.

Vicente Oya Rodríguez, en la nota segunda de su magnífica Ponencia en las IV Jornadas de Estudios Histórico-Artísticos sobre Las Cuatro Villas, admite –conforme con la inscripción de bautismo- que la madre del Obispo Tavira tenía como apellidos, y por este orden, los de Muñoz Almazán, y dice que “era por entonces usual que los niños llevaran como segundo apellido el segundo de la madre”. Puede ser cierto el principio, aunque tal vez no en este caso. Poner Muñoz Almazán tal vez sea un error de quien realice la inscripción, ya que, al menos en cuatro ocasiones, se ponen como Almazán Muñoz, a saber:

  1. En su velación se pone Águeda Almazán Muñoz (28-11-1736, L 3º F 144).
  2. En la inscripción del bautismo de María Josefa (hermana del futuro Obispo) se pone Águeda Almazán, omitiéndose el segundo (24-07-1741, L 7º F 104v).
  3. En la inscripción del bautismo de Francisco Hipólito (hijo de Luis Ibáñez Tavira y María Guerra) Águeda es madrina del bautizado y se le dan como apellidos Almazán Muñoz (15-08-1743, L 7º F 138v).
  4. En el Libro Índice de Desposorios al relacionar los del 3º igualmente se escribe Águeda Almazán Muñoz .

Se pone especial cuidado en que las inscripciones se hagan con la mayor fidelidad en cuanto a los datos que se han de consignar y en las visitas se hace inspección detenida de los libros, como se deduce de los informes de las mismas. Así, por ejemplo, en el de la que hace D. Manuel Isidro Orozco Manrique de Lara, tras señalar los errores detectados mandó “que el Prior y Cura actuales de esta Iglesia, y los que les sucedan pongan el debido cuidado en el asiento de los dhos caps... y todo lo cumplan con apercibimiento de que no lo haciendo serán multados”, manifestándose esta misma preocupación en numerosas ocasiones.

Los informes de las Visitas Pastorales suelen ser concisos, pero hay dos en que éstas se describen con todo lujo de detalles: la que hace D. Victoriano Guisasola y Menéndez a partir del 27 de octubre de 1899 y la de D. Juan Manuel Sanz y Saravia a partir del 23 de octubre de 1911. En la primera salieron a recibir al Obispo el Párroco D. Pedro Campos Rojas, Coadjutor D. Marcos Ruiz Magaña, D. Lorenzo Olivar, Alcalde presidente del Ayuntamiento, Juez Municipal, Concejal D. Francisco Luna, D. Juan María Rojas y otras personas distinguidas de la localidad que esperaron al Obispo en el Puente de Villacarrillo con dos carruajes y otros seis u ocho más ocupados por las autoridades y personas distinguidas que bajaron a saludar a su Excelencia, emprendiendo el camino hacia Iznatoraf tras despedir a quienes vinieron desde Castellar acompañando al Obispo. Al pasar por Villacarrillo sus habitantes dispensaron un entusiasta recibimiento a su Prelado, cual si fuera oficialmente a visitarlos. En el Humilladero lo esperaban numerosos vecinos a caballo y en las afueras de la población el Ayuntamiento, juzgado Municipal, Cofradías y Asociaciones Piadosas, una banda de música, que “con el disparo de cohetes y repique de campanas aumentaba la animación y regocijo que se notaba en los hijos de esta villa”. En la Iglesia lo harían el Padre Mauricio Bravo y un coro de niños con cánticos piadosos. Después de orar “dirigió la palabra al pueblo dando gracias a las autoridades y a todos los fieles en general sin distinción de personas, por las demostraciones de cariñoso y respetuoso afecto que le habían dispensado a su llegada, manifestando la satisfacción con que veía confirmadas las noticias de religiosidad de este pueblo ... indicó el orden que seguirían los actos de visita y terminó con la bendición solemne, retirándose a la casa del Sr. Cura Párroco donde se hospedó dicho Sr. Excmo, y fue nuevamente cumplimentado por autoridades, clero y personas ya citadas”. El día 28 celebró misa y predicó; a las 10 dio principio a la visita haciendo su entrada solemne en la Iglesia acompañado de la Corporación y Juzgado con todos sus dependientes y banda de música; visitó el Sagrario, Pila Bautismal, administró el sacramento de la Confirmación hasta la una, continuando a las cuatro para visitar después la Ermita del Santo Cristo de la Vera-Cruz. El día 29 dio la Comunión a los adultos “en tan crecido número que empezando la Misa a las siete y media, terminó a las diez y media”, predicó mostrando su satisfacción “al no ver defraudadas sus esperanzas con tal concurso de fieles de uno y otro sexo”, pudiendo asegurar que entre los pueblos visitados “este de Iznatoraf quedaba figurando en primera línea”; inspeccionó las imágenes, altares, confesonarios, ornamentos, vasos sagrados, sacristía y archivo, con lo que dio por terminada la visita, disponiéndose a partir hacia Villacarrillo a las cuatro y media de la tarde.

La segunda de las visitas a que me refería da comienzo con la llegada del Obispo a Iznatoraf como a las doce del mediodía, acompañado del Cura D. Juan Ángel de la Torre Montiel, de las autoridades municipal y judicial, de las corporaciones y personas distinguidas de la localidad “que habían salido a esperarle a las inmediaciones del camino, y en donde le despidieron las autoridades y el pueblo de Villanueva del Arzobispo”, haciendo su entrada “en medio de las aclamaciones del pueblo que en las calles, ostentando arcos de follage con inspiradas dedicatorias, y desde los balcones adornados con vistosas colgaduras, manifestaban su respeto y su amor filial hacia su amado Padre y Pastor, que venía en nombre del Señor”. En el interior del templo dio las gracias por el recibimiento que acababan de tributarle a clero, autoridades, corporaciones, asociaciones piadosas y pueblo “que invadían por completo las naves del templo”. Se sigue describiendo la Visita y se dice que el día 26 celebró la Santa Misa en la que “distribuyó la Sagrada Eucaristía a unas mil personas de ambos sexos, siendo espectáculo por demás consolador y edificante el que daban las dignas autoridades, asistiendo en corporación a este sublime acto y presidiendo y sirviendo de emulación a los católicos fieles de esta Villa”. Al día siguiente “despidióse de las autoridades y del pueblo fiel antes de salir con dirección a la villa de Santisteban”.

Elocuentes ambas.

No quisiera terminar sin manifestar mi más sincero agradecimiento al Rvdo. Padre D. Ángel Luis Martín Gómez y a ese enamorado de las cosas de su pueblo que es Salvador Martínez Villacañas, pues en ambos he encontrado toda clase de facilidades para acceder a los libros a que me he venido refiriendo.

BIBLIOGRAFÍA

  • Libros Parroquiales de Bautismos – Archivo Parroquial de Iznatoraf.
  • Libros Parroquiales de Matrimonios – Archivo Parroquial de Iznatoraf.
  • Sínodo celebrado en la Iglesia de Jaén en 1492 – José Rodríguez Molina.
  • Constituciones Sinodales del Obispado de Jaén, hechas y ordenadas por el Ilustrísimo Señor D. Baltasar de Moscoso y Sandoval... – Segunda reimpresión, 1787.
  • Los documentos públicos en las pruebas genealógicas – Bernardo de Mirones Morlan.
  • La genealogía y el Ejército – Ricardo Serrador y Añino.
  • IV Jornadas de Estudios Histórico-Artísticos sobre Las Cuatro Villas.
  • Catálogo de los Obispos de las Iglesias Catedrales de Jaén y Anales Eclesiásticos de este Obispado –Martín de Ximena Jurado – Servicio de Publicaciones dela Universidad de Granada. 1991.
  • Enciclopedia Universal Hijos de Espasa.
  • Reales Órdenes, Circulares y Formularios.
  • Archivo Parroquial de San Nicolás de Bari. Úbeda.
  • Aproximación a la Historia de la Iglesia de Jaén – Francisco Juan Martínez Rojas.

 

TTexto: Libros Parroquiales de Bautismos en Iznatoraf, Pedro Martínez Magaña,
en "X Jornadas de Estudios sobre Las Cuatro Villas.
Villacarrillo, 14 al 16 de diciembre de 2001"
[ subir ]
Creador y administrador: Miguel Agudo Orozco | En la red desde septiembre de 2002