ESCUDO,
BANDERA Y LEMA DE IZNATORAF
[ Andrés Nicás Moreno, Doctor en Historia ]
La descripción del escudo adoptado por el Ayuntamiento es la que sigue: partido: I cuartel: en campo de sinople, una cruz trebolada, de oro, cantonada de cuatro luceros de ocho puntas, del mismo metal. II cuartel: en campo de gules, un castillo de oro, almenado de tres almenas, mazonado de sable y aclarado de azur, acompañado a diestra y siniestra por sendas manos en carnación, puestas en barra y banda respectivamente, que miran hacia el homenaje del castillo.
Contorno español y timbre de corona real española cerrada, compuesta por un círculo de oro y pedrería, con ocho florones y ocho perlas intercaladas, cerradas con ocho diademas guarnecidas, también de perlas, que convergen en un mundo de azur, con un ecuador y un semimeridiano de oro, y sumado de una cruz de oro, forrada la corona de gules.
El origen de este escudo lo hallamos en un sello de tinta en las actas capitulares de la población, que aparece por primera vez en el año 1857, sello que con las mismas características también hemos documentado existe en la colección sigilográfica del Archivo Histórico Nacional, fechado en el año 1876. Estos sigilos del siglo XIX tienen una clara conexión con otro sello de placa bajomedieval del año 1325 existente en el Archivo Histórico de Úbeda, directamente relacionado con el Ayuntamiento de Cazorla, de quien dependía temporalmente Iznatoraf desde su integración definitiva a la Primada de Toledo en 1252 por la donación que Fernando III hizo a su hijo y Arzobispo de Toledo el infante don Sancho.
El escudo representa en cada uno de sus cuarteles, hechos de relevancia para la población que datan de la Baja Edad Media. En la primera partición, se representa la cruz griega trebolada, timbre identificativo de los Arzobispos toledanos, señores temporales de la jurisdicción torafeña, si bien, debemos aclarar que los Arzobispos toledanos, como Primados, timbran sus armas con la cruz doble trebolada, adoptando aquí la simple, por poseer nada más que la jurisdicción temporal, y no la espiritual, que pertenecía a los Obispos de la Diócesis de Jaén, a diferencia de lo que ocurría en los territorios del alfoz cazorleño en donde eran señores temporales y espirituales, situación que se manifestará claramente en alguno de los escudos municipales de estos núcleos poblacionales que presentan en sus cuarteles la cruz doble trebolada, identificativa de los Arzobispos primados. Las pequeñas estrellas o luceros que ocupan los huecos de la cruceta simbolizan cada una de las poblaciones que integran las Cuatro Villas, entidades con las que se conformó este histórico territorio cuyo núcleo neurálgico se formó con Iznatoraf, junto a sus aldeas, luego villas independientes: La Moraleja (Villanueva del Arzobispo), la Torre de Domingo Pliego (Villacarrillo) y Sorihuela del Guadalimar.
La segunda partición simboliza el castillo que antiguamente existía sobre la población, como guarda y defensa del Adelantamiento de Cazorla, y las manos que señalan el homenaje, la principal importancia estratégica que desempeñaba Iznatoraf dentro de su enorme alfoz, como bastión de primera importancia dentro del conjunto del Adelantamiento de Cazorla, que garantizaba el paso a los solares castellanos, propiedad de los Arzobispos toledanos, pieza que por otra parte es muy común en la heráldica giennense, como símbolo de guarda y defensa para todos los territorios que quedaron fronteros frente al peligro nazarí.
El campo de sinople del primer cuartel, representa a los Arzobispos toledanos, quienes utilizan este color en el capelo y los cordones de su timbre, como distintivo de su condición arzobispal, mientras que la cruz trebolada de oro, adopta el metal preceptivo que le corresponde igualmente como timbre, metal que hemos asignado a las pequeñas cruces para igualar estéticamente la composición resultante; en tanto que el campo de gules y el oro del castillo del segundo cuartel, obedecen a los esmaltes propios del reino de Castilla, por el rey Fernando III, a quien se debe la definitiva conquista y donación de la población.
Respecto a la bandera, teniendo presente la inexistencia física de cualquier tipo de vexiloide en el Ayuntamiento de Iznatoraf, la corporación local, tras el estudio de distintas propuestas, ha decidido incorporar la que a continuación se describe:
Bandera de endrizar rectangular, de tafetán, con una proporción de tres módulos de larga por dos de ancha (2/3), o lo que es lo mismo, una vez y media más larga que ancha, cuartelada en aspa: 1º y 3º cuartel, morado; y 2º y 4º cuartel, verde bandera, que cargará íntegramente con su timbre, el escudo de Iznatoraf antes descrito, ajustando el eje geométrico de éste al centro del vexilo, con una altura igual a los dos tercios del ancho de la bandera.
La explicación de los esmaltes de este vexilo viene a justificarse de la siguiente manera: el morado por la dependencia durante tantos siglos de esta población a la Primada de Toledo, y a sus correspondientes Arzobispos, que usan en sus hábitos talares el color púrpura, esmalte por otra parte, propio de la jerarquía eclesiástica; mientras que el verde se adopta por la presencia musulmana en la población durante tantos siglos que ha marcado hasta la actualidad, el peculiar trazado y entramado urbano de la población, así como sus costumbres, tradiciones y gastronomía, impregnando la cultura y el acervo popular torafeño.
Como último e importantísimo apunte debemos señalar que hemos tenido la gran satisfacción, junto al cronista de la localidad Pedro Rivas, de poder documentar fehacientemente la existencia de títulos antiguos para la población que datan al menos del siglo XIV. Sobre este particular, la intitulación de “Muy Noble, Leal y Antigua Villa de Iznatoraf, Guarda y Amparo del Adelantamiento de Cazorla”, leyenda que ha venido a ser adoptada para los sellos del municipio, por lo que para todos los torafeños debe suponer un gran orgullo y satisfacción este feliz hallazgo para la historia de Iznatoraf.