A LA VILLA DE IZNATORAF
Asentada sobre un cerro, soñando,
allí, donde sólo llega el viento,
que fue mora antes, en otro momento,
tiempos de esplendor que se va apagando.
Cuando por tus callejas voy bajando,
cuando llevo paso firme y lento
siempre tengo ese presentimiento
de que por tus arcos me estás mirando.
Siempre, tú, todo lo has conservado.
Fiestas y costumbres la gente quiere
y eso no es para ti ningún reto
porque de cuanto te han pedido has dado
y con gente como ésa nada muere,
te dedico, a ti, este soneto.