CAMINOS

Cuántas veces a mi mente
vienen aquellos caminos
que partiendo de la villa
cruzan los campos de olivos.

Caminos llenos de polvo
andados por mil equinos,
por pastores y ganado
y labradores cansinos.

Caminos que transité,
entre olivares y pinos,
con la mente puesta en Dios
y escuchando alegres trinos

que me decían que el amor
tiene fulgores divinos.
Aún me llega el clamor
de aquellos viejos caminos

que escucharon las plegarias
de cientos de peregrinos.
También la hierba se cambia
cada año en los caminos

y el polvo se vuelve barro
cuando llueve en el otoño
floreciendo el aligustre
y dando fruto el madroño.

Caminos, viejos caminos
que partiendo de la aldea
atraviesa la campiña
y por allí serpentea
mientras en el cielo azul
la golondrina aletea.