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Información turística

HISTORIA

La villa de Iznatoraf ha tenido en su historia un condicionante clave: su alto y privilegiado emplazamiento, que le ha hecho justa merecedora de ser bautizada como «la eterna vigía». Poblada desde la Prehistoria, en la década de los ochenta se excavaron en sendas intervenciones cinco enterramientos de la Edad del Bronce en su casco urbano (datables entre el 1800 y el 1200 a.C.), hallándose abundante cerámica y los restos de dos cabañas, en lo que se interpretó como un asentamiento de control de las rutas mineras de Sierra Morena.

En Iznatoraf han aparecido interesantes piezas de cerámica de la denominada cultura del Vaso Campaniforme y del Argar. También han aparecido numerosos restos de sencilla cerámica ibérica a torno, ponderas o pesas de telar, y otros vestigios que demuestran igualmente el asentamiento de esta cultura en Iznatoraf desde el siglo vi a.C. Algunas fuentes denominan a Iznatoraf durante este primer milenio antes de nuestra era como Antorgis o Anatorgis.

Ceán Bermúdez refiere cómo en el año 541 de la fundación de Roma el general Aníbal reúne en Iznatoraf todo el ejército que los cartagineses tenían en España y, de acuerdo con su hermano Asdrúbal, separa las tropas que habían de marchar a Italia contra los romanos de las que tuvieron que quedarse en la Península. También la fortalece torafeña fue –según éste– refugio de Gneo Pompeyo tras su derrota en la batalla de Munda. Ahora Iznatoraf se denominará, por los latinos, Mons Terrens. Julio César citó a Iznatoraf en sus Comentarios como «Promontorius» que divide la tierra estéril de la fértil, siendo ésta Andalucía.

Igualmente consta el poblamiento militar visigodo con el hallazgo fortuito de algunas piezas. Destaca un fragmento de imposta encontrada durante unas obras en la calle Comandante Barcina; con decoración geométrica a base de motivos vegetales en retículas, es muy similar a la expuesta en la Iglesia–museo de San Román (Toledo), del siglo vii.

Los árabes ocuparon el enclave torafeño y sobre las estructuras precedentes erigieron en el lugar, posiblemente en el siglo xi, una importante plaza defensiva con sus murallas y alcázar. Este Hisn al–Turâb perdurará hasta su toma por las tropas del rey Fernando III y del arzobispo Ximénez de Rada en 1235. La medina musulmana se ganó por «pacto de sumisión voluntaria» suscrito entre cristianos y árabes, según Eslava. Repoblada la villa por gentes de los reinos del centro y del norte, y erigida en realengo –aunque por pocos años–, se le dio el Fuero de Cuenca hacia 1240.

Es precisamente del nombre árabe (Hisn al Turàb) del que procede el actual topónimo de Iznatoraf (cuya traducción sería la de «Castillo del polvo», no la de «Castillo de los límites», como ha aparecido en algunos estudios). La “b” final del nombre árabe se convirtió en “f” al castellano, transformándose en Hisn al-turaf. Los cristianos lo adaptan con el paso del tiempo y ya en el siglo xii aparece escrito como Aznaltoraf y Heznatoraph. Desde el siglo xvi será Iznatorafe, que llegará hasta nuestros días como Torafe o Iznatoraf. De ahí que a los habitantes de este bello pueblo se les conozca con el nombre de torafeños.

Desde 1252 perteneció al señorío que los arzobispos toledanos poseyeron en estas tierras hasta el siglo xix, el Adelantamiento de Cazorla. Desde la altura, Iznatoraf fue guardiana de sus aldeas: La Moraleja, La Torre de Mingo Pliego y «el lugar de Sorihuela», de las que nacerían, respectivamente, Villanueva del Arzobispo (1396), Villacarrillo (1449) y Sorihuela del Guadalimar (1595). A Iznatoraf se le independizaba una aldea por siglo y esto acarreaba una sucesión de pleitos jurisdiccionales y concordias entre la villa matriz y sus hijas.

En 1592 Miguel de Cervantes recaudó en la villa 96 fanegas de trigo, por valor de 1.344 reales, para las galeras de Felipe II, monarca que había otorgado a su Concejo unas ordenanzas para la guarda y conservación de sus montes, que costaron al municipio 500 ducados. En esta centuria visitó Iznatoraf San Juan de la Cruz, donde, según la tradición, practicó el exorcismo a un poseso. También hubo torafeños que se embarcaron para las Indias como fueron Bernabé Manjón, Luis de la Concepción y Arsenio de San Ildefonso.

El siglo xvii constatará la decadencia económica y poblacional de la villa, llegando a casos extremos de pobreza y desigualdad social en el siglo de la Ilustración, que se verán en parte paliados por algunas instituciones que se fundan: los patronatos de Lucas González y su mujer, María Sánchez, para dotar a doncellas pobres, y el de Francisco de Sandoval y Negrete, creado en 1779.

Una historia extensa, encanecida por los años, que también tiene sus personajes ilustres. Desde Sancho Pérez, que diera nombre a una de las torres–fuerte cercana a Iznatoraf y la defendiera de las razzias árabes, hasta el artista Francisco Miñarro, más conocido como “Paco Clavel”, han sido muchos los personajes que ha dado al mundo la villa de Iznatoraf. Muy influyente en la Úbeda del siglo xv Enrique de Iznatoraf, perteneciente al linaje de la Cueva. Igualmente, Fray Arsenio de San Ildefonso, nacido en esta villa en 1550, que fundó la Orden Carmelita Descalza en México. En 1737 nació aquí una de las figuras más importantes de la Ilustración española y de todo el siglo xviii, Antonio Jerónimo Tavira y Almazán, el Padre Tavira. También adquirió notoriedad en este siglo Juan Antonio Bustos. Torafeño fue también el confesor de la reina Isabel II José Magaña y Torre, el Cura Magaña. Ya en el siglo xx cabe destacar a los Padres Checa y Leal, este último considerado como el mejor teólogo europeo de su tiempo, al párroco Pedro Campos Rojas, primer cronista oficial de la villa y fundador del Sindicato Agrícola de Iznatoraf y de la Academia de San Fernando, al diplomático José Cuenca Anaya, hoy Embajador de España en Canadá e Hijo Predilecto de Iznatoraf desde 1988 y al periodista, escritor y contertulio radiofónico, director de la edición andaluza de El País, Román Orozco.

Estatua del rey Fernando III

Detalle de un documento conservado en el Archivo Municipal


Texto: Iznatoraf – El encanto del medievo, editado por el Excmo. Ayto. de Iznatoraf
Fotos: Miguel Agudo Orozco

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