SEMANA SANTA
Enraizada desde antiguo en el pueblo torafeño, la
celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección
de Cristo, convierte las calles y plazas de Iznatoraf en un
templo abierto en el que los desfiles procesionales y la exhibición
de pasos o tronos exteriorizan toda la devoción popular
de forma plástica y variopinta, con gran riqueza de
color y medios externos.
El desfile de los penitentes, los cirios, las flores, la
riqueza ornamental y, sobre todo, las figuras de los misterios,
el Cristo y la Virgen, originan una singular liturgia de ritos
y gestos que en esta villa adquiere una dimensión colosal
entre murallas, torreones, callejas y plazuelas de un sabor
inigualable, que convierten la Semana Santa de Iznatoraf en
un indescriptible. Un clima especial lleno de contrastes inexplicables
ante el que el viajero quedará sin palabras para explicar
tal fenómeno, mitad humano, mitad divino.
La Semana Santa de Iznatoraf siempre se ha caracterizado
por su gran sencillez y austeridad, propias de los torafeños
que viven estos días con profundo recogimiento, a través
de sus manifestaciones de alto sentido religioso, plasmadas
en las procesiones de imágenes carentes de lujo, portadas
sobre unas sencillas andas.
Cinco son las cofradías que procesionan en la actualidad:
- La Cofradía de Nesttro Padre Jesús de los
Azotes, que procesiona, acompañada de soldados
romanos, la imagen de Cristo atado a la columna, de la
escuela granadina,
en la tarde-noche de Jueves Santo.
- La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno (llamada de “los Morados” por el color de su
túnica), procesiona el paso de Jesús con
la Cruz a cuestas, en las primeras horas del Viernes
Santo. Esta procesión tiene como acto muy particular y
relevante el encuentro de María, acompañada
de San Juan, con su Hijo, encuentro que impiden los soldados
romanos, cruzando sus lanzas en los tres intentos. Al final, un ángel
recita una oración-súplica a los de Roma,
rompiendo sus lanzas, dejando así el camino expedito
a la Virgen, acompañada también por los “pasionistas”
que, durante el trayecto, van cantando la “Pasión”,
música de época mozárabe o medieval,
según los eruditos y letras que narran simultáneamente
la escena que estamos viendo como ésta:
Vamos con Jesús
al monte Calvario,
el judío Samuel
le dice que andando,
y Jesús responde
con amor profundo,
¡andando estarás
hasta el fin del mundo!
- La Cofradía del Santísimo (llamada de “los
Blancos”, también por el color de la túnica),
procesiona la imagen del Cristo de la Expiración,
una talla de incomparable belleza, que refleja fielmente
el grito desgarrador del Hijo a su Padre, al sentirse abandonado.
Sale al mediodía del Viernes Santo. Esta cofradía
procesiona también el Corpus Christi, uno de sus
primeros cometidos, pero sin vestir la túnica,
con banda de cornetas y tambores. - La Cofradía del Santo Entierro de Cristo,
de reciente creación, que procesiona la imagen de Cristo Yacente,
del taller de Palma Burgos, de Úbeda, sustituyendo
a la anterior imagen de Cristo en el Sepulcro. La procesión
sale en la noche de Viernes Santo y, al igual que en la
de Nuestro Padre Jesús Nazareno, se realiza la ceremonia
del encuentro de María con su Hijo que los romanos
intentan impedir.
- La Cofradía de Nestra Señora de
la Soledad cuyos cofrades
sólo son mujeres, procesiona su imagen titular en
la noche del Sábado de Gloria, en un profundo silencio,
muestra de luto por la muerte del Redentor.
En el plano estrictamente litúrgico cabe destacar
la ceremonia de la Vigilia Pascual a medianoche del Domingo
de Resurrección. En el momento en el que el sacerdote
entona el “Gloria” de la Misa, aparece en el manifestador
del altar mayor la imagen de Cristo Resucitado, acompañada
del ángel que permitió los anteriores encuentros
de Cristo con su Madre y, en la nave central de la iglesia,
los soldados romanos se lanzan al suelo presos del pánico
que les causa el acontecimiento, tirando petardos al suelo
y saliendo del templo casi en desbandada. Un espectáculo
sencillamente sobrecogedor.
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Cristo de la Expiración procesionando |
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